Blog Mínima: Pánico escénico. Sáquenme de aquí

Pánico escénico. Sáquenme de aquí


La nuevas tendencias en la gestión del conocimiento llevan a los profesionales (tímidos incluídos) a participar en charlas, ponencias, approaching, meetings y otras variantes. Esto supone que nos exponemos de forma vulnerable al juicio de los presentes, y aparece casi sin querer el miedo escénico, esa sensación de ridículo similar a cuando nos caemos delante de una parada llena de gente. Cómo combatir esos nervios, esa timidez, pues hay muchas técnicas pero cada uno debe buscar la que sea más efectiva.

Si son muchos los asistentes a los que nos enfrentamos podemos optar por mirar un poco más allá de la última fila, es algo así como hablar al horizonte. Si no vemos las miradas no sentiremos tanta presión. Eso puede funcionarnos pero también puede convertirnos en el vigía de La Pinta.

Otros proponen que imaginemos al público desnudo. Lo desaconsejamos, no siempre nos vienen a ver Brad Pitt y Angelina y podemos crear imágenes que no podremos olvidar.

Después de enfrentarnos en Mínima a algunas de estas situaciones te ofrecemos algunos trucos para superar airoso este trago y también algunas cosas que debemos evitar.  

Para canalizar la energía que se irá a tus manos, utiliza un bolígrafo (pero no te pongas a jugar con el sistema retráctil), así podrás dirigir la atención del público a este objeto y tu energía se concentrará en sostenerlo.

Busca un par de caras en el público y acude a ellas a lo largo de tu exposición para medir la atención, si no hay bostezos todo va bien, si los hay gasta una broma e introduce más ritmo a tu presentación.

Si estás sentado no gires la silla compulsivamente, no te balancees y tampoco te sientes en el borde, esto aumentará tu estrés y dará la sensación de que estás deseando marcharte.

Rompe el hielo, haz la presentación tan informal como puedas, empatiza con los asistentes e incluso dialoga con ellos. Si ellos responden será una conversación y perderemos ese carácter académico.

Si tienes nervios, dilo, comparte tu miedo y se disolverá.

Vocaliza, habla despacio, si te conviertes en metralleta-man acabarás generando un clima de confusión que no ayudará a tus nervios.

Por último recuerda, todos los asistentes son humanos, y como tales se equivocan, si hay un parón, una duda, un error lo comprenderán.


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